El Carballo (Quercus robur) es un árbol robusto, de gran altura, pudiendo llegar a medir 30-40 metros. Pertenece al género Quercus, que son los robles blancos de Europa, Asia y América del Norte.
Es un árbol caducifolio, de copa amplia, redondeada o irregular, aovada y de hoja caduca. Tiene un tronco leñoso, grueso, derecho y corto, con ramas gruesas y algo tortuosas. Una corteza grisácea o blanquecina, muy resquebrajada y que puede presentar una tonalidad parduzca en los ejemplares más viejos. En la sección del tronco se pueden ver claramente los anillos de crecimiento. Las raíces están bien desarrolladas, tienen gran profundidad y un eje central grueso.
Las hojas son grandes, simples, con una disposición alterna, con estípulas alargadas que caen pronto. Presentan un color verde intenso en el haz, mientras que por la cara inferior será de un color más pálido, con los nervios bien marcados. Tienen formas aovadas, con un peciolo muy corto, con el borde más o menos lobulado. Los lóbulos serán desiguales y redondeados.
Respecto a las flores, son unisexuales. Las flores masculinas estarán en amentos colgantes, verdes-amarillentos, que nacen solitarios o en el grupo de ramillas del año anterior. El fruto serán las bellotas, que se presentan colgando a lo largo de un pedúnculo. Estas, en ocasiones, pueden tener rayas negras. Es un fruto de maduración anual.
Es una especie simbólica de varios lugares, entre ellos, se considera un árbol icónico del País Vasco.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional francés de Investigación Agronómica (INRA) y la Comisión de Energía Atómica de Francia (CEA), tras secuenciar por primera vez el genoma de Quercus, identificarón alredor de 50.000 genes en los 12 pares de cromosomas que presenta la especie. También se observó un gran % de pares de bases del genoma que se componen de elementos repetidos.
La floración ocurre entre los meses de abril y mayo, es una especie monoica con flores unisexuales. Presenta una polinización anemófila. La maduración del fruto ocurrirá en septiembre-octubre y es anual. La edad de inicio de alta producción de semilla viable es sobre los 30-40 años. El tipo de fruto es la bellota, un aquenio de gran tamaño, y su recogida se realiza directamente del suelo, tras su caída natural o previo vareo.
Quercus robur aparece en el centro, norte y oeste de Europa, llegando a los Urales y Balcanes. En la Península Ibérica, se encuentra predominantemente en el tercio norte, siendo más escaso cuanto más al sur nos encontremos y ausente en las Baleares. De esta manera, podemos encontrarlo en el norte de Portugal, Cáceres, Navarra, regiones de Castilla y León, Santander, Asturias y Galicia.
Es una especie forestal dominante en Europa central y occidental, que alcanza su límite suroccidental en el noroeste de la Península Ibérica. Gracias a numerosos estudios se ha avalado la sensibilidad climática del crecimiento del roble, siendo las poblaciones de Galicia indicadoras de posibles efectos del cambio climático sobre la vitalidad de la especie en sus poblaciones del límite sur de Galicia.
Muy frecuente observarla en bosques y espinares mesofíticos o hidrofíticos, indiferentemente de la naturaleza del sustrato, que penetran frecuentemente en áreas lluviosas y las riberas de los ríos, especialmente en la región mediterránea.
Es una especie que tiene mayor tendencia por suelos ácidos, frescos, bien desarrollados, que presenten cierta humedad y son pobres en nitrógeno, aunque no rechaza por completo suelos compactados con cierto encharcamiento temporal. Habita zonas de climas templados (calor moderado) con ausencia prolongada de sequía estival. Tiene unos requerimientos de luz bastante elevados, especialmente en las primeras fases de crecimiento. En muchas ocasiones su área de distribución se solapa con la del haya, con la cual competirá. Crece de manera natural formando extensos bosques, desde el nivel del mar hasta los 1500 metros. Tiene relación con más de 100 hongos y 100 insectos.